miércoles, 15 de febrero de 2017

La librería

Los libros se acumulaban apilados en los armarios, por ello, mi padre, carpintero de profesión y ebanista de ocupación, sea por adoración hacia la decoración en madera, sea por liberar a los roperos de la invasión literaria, se decidió a hacerme una librería.

Corrector de estilo

Y, desde ya, le advierto que no es una aplicación de Microsoft Word… No se me vaya a adelantar… El corrector de estilo es una figura imprescindible en el mundo de la edición. Si se pregunta cómo un adolescente sin apenas vida y conocimientos es capaz de publicar una obra por la cual sucumben miles o millones de lectores es porque ha sido previamente pulida por el corrector de estilo hasta adecentarla lo justo para imprimirla salvaguardando la garantía y dignidad editorial. La ejemplificación del adolescente resulta extensible a cualquier escribiente no profesional —algunos profesionales se dejan asesorar y bruñir— que planta su obra en el mercado, con la exclusión de quienes pagan a otros para que preparen el cultivo en su nombre, de quienes contratan a mercenarios de alto cuño para que se encarguen del trabajo sucio con discreción y buenas formas, para que golpeen la tecla con profesionalidad y entreguen la obra a cambio del estipendio acordado, cual mujer que, por necesidad u oficio, alquila su vientre y su fertilidad, transfiriendo su fruto por un precio justo.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Siga volviendo mañana (I)

Artículo publicado hoy en Lucenadigital.com:

Hace ciento ochenta años, don Mariano José de Larra se descerrajó un tiro en la cabeza, cansado de la envidia y la infamia, decepcionado de España y roto el corazón tras la decisión de Dolores Armijo, su verdadero amor, de poner fin a la relación que mantenían, para retornar a los brazos de su marido. Unos cuatro años antes de la tragedia, en enero de 1833, Larra publicó en El Pobrecito Hablador un artículo mordaz, satírico, crítico, costumbrista, xenófilo, titulado «Vuelva usted mañana»...

El demérito de lo efímero

Artículo publicado hoy en Surdecordoba.com:

Llenan estadios de fútbol, pabellones deportivos y plazas de toros, a ritmo meloso o estridente, humillado por el berrido hormonalmente humedecido y cegado por irreverentes luces móviles; venden millones de ejemplares de libros, recibiendo el sello de best seller, entre bendiciones públicas; son glorificados como transgresores del arte, la nueva vanguardia, y referencia pictórica y escultórica, valorando sus obras en cientos de miles de euros; sus estudios arquitectónicos son cotizadísimos, con encargos multinacionales en listas de espera. Músicos, cantantes, escritores, pintores, escultores, arquitectos, todos ellos de extraordinario talento, todos ellos de efímera popularidad...