sábado, 21 de febrero de 2015

De usted, por favor

No todo iba a ser bueno. Me refiero a la monserga que suelo traerme con la cosa de la evolución, el progreso, el cambio de la sociedad, el paso de los siglos. Tendría sus puntos negativos. Unos daños colaterales aceptables. O no tanto.
 
No recuerdo cómo y cuándo se creó y extendió la tendencia. Nuestros bisabuelos trataban de usted a sus amigos; en cierta medida, también nuestros abuelos. Y siempre a los desconocidos. Con nuestros padres la cosa fue decayendo, hasta prácticamente desaparecer durante nuestra generación con alarmante preocupación.

Consecuencias educativas

Hace unos meses escribía por aquí un artículo sobre las excelencias del cine asiático, con especial consideración hacia el surcoreano. Alababa la maestría en la dirección, el gusto por los detalles, la profesionalidad de los actores, la cuidada banda sonora y la visceralidad de sus historias, las cuales eran duras, como la propia vida. Aprovechaba, además, para criticar el maltrato que recibían estas producciones en España —aunque se podía extrapolar al resto del continente—, donde debíamos esperar a su triunfo en festivales como Sitges o San Sebastián para conseguir una distribución decente. Producciones que, salvo para quienes éramos cinéfilos, pasaban desapercibidas al público general, deslumbrado por la omnipotencia —prepotencia, en ocasiones— de la superpoderosa industria hollywoodiense, reflectante de las estrellas más brillantes del panorama filmográfico universal.

sábado, 7 de febrero de 2015

Dolor y medios

Cuando el dolor golpea y desgarra no hay palabras en el vocabulario de lengua alguna suficientes para contener el flujo de sentimientos desbordados. Sólo queda el vacío y la soledad. Sólo queda la pena y la angustia. El apoyo sincero de quienes se preocupan y aman ofrece un poco de consuelo, ayudando a sobrellevar un estado de ánimo decaído, alienando al propio ser, permaneciendo únicamente el cuerpo, reducido a una entidad física aparente, artificial, más mecánica que humana.

Desmantelando el Estado Social

Se lo han montado bien. Los canallas. Tenían el objetivo fijado, la victoria, garantizada. No sabríamos numerar la cantidad de sacrificios, de presos y muertos, de sangre, sudor y lágrimas, pero el Estado Social, ese buque insignia de la flota europea, de recio mástil y ondeante bandera, orgullo de este viejo y putrefacto continente, y envidia de las tierras extranjeras bañadas por mares y océanos. Esa Tizona de injusticias, desequilibrios, fragilidades, géneros, desventajas, entorpecimientos, límites y fracasos que tanto trabajo nos constó depositar en las entrañas del antiguo, conservador y gruñón Estado de Derecho. Esa receta de prosperidad que conseguimos dispensar junto con el Estado Democrático. Ese sueño de nuestros antepasados que se asemejaba a una fútil banalidad de inconscientes dementes, devotos de una esperanza con la cual dotaban a una vida desmembrada y agónica, labrando una supervivencia compuesta y tolerable. Ese logro histórico se está desguazando, desvaneciéndose con la infecta cobardía de los políticos y la deleznable ruindad de sus titiriteros.

Caza al presunto

La Caza fue una de las mejores producciones europeas del pasado año, y una revelación del cine danés, con reconocimiento de crítica y público y concesión de premios internacionales, destacando la labor interpretativa de su protagonista, Mads Mikkelsen. También sobresale la presentación de un guión profundo y completo, dentro de su simpleza.