Pues cada cual puede tener la definición de
cine clásico que le plazca. Por lo general, es cine clásico toda producción
estrenada hasta el año 1975. No me parece mala definición per se. Lo que ocurre es que parece más una definición que tiende a
establecer una delimitación temporal antes que significar un género. Sería como
aquellas Edades de la Historia que aprendimos en el colegio. Las obras
cinematográficas desde sus comienzos hasta el año 1975 conformarían el cine
clásico; hasta 1995, moderno; y hasta la actualidad, contemporáneo. O algo así,
más o menos. Entonces, catalogaríamos como clásicas aportaciones magistrales como El Padrino, Parte I y II, Ciudadano Kane, El hombre elefante, Con la
muerte en los talones, La ventana
indiscreta, Gilda, La huella (1972), El bueno, el feo y el malo, El
hombre tranquilo, Hasta que llegó su
hora, 12 hombres sin piedad, Testigo de cargo, El gran dictador, El golpe,
y un largo etcétera; corriendo el riesgo de incluir, con definición tan
berroqueña, bodrios de dimensiones superlativas, que los hubo.
sábado, 26 de julio de 2014
Un naufragio de cine (viejo artículo)
Me
encontraba, pues, esta mañana leyendo “Loco afán”, el nuevo poemario de mi
amigo y compañero articulista Manuel Guerrero, cuando caí en la cuenta de que
no había hablado por aquí del ciclo de cine organizado por la Asociación
Cultural “Naufragio”, el cual viene desarrollándose desde octubre, para
culminar en enero. Y usted se preguntará, claro, a qué demonios viene tamaña
relación de ideas y confusión de artes. Comprenderá, si le descubro —o le
recuerdo— que Manolo es el Director Ejecutivo de la mencionada asociación.
Dilucidado el asunto, sigo. Explotando en mi memoria el desliz, decía,
aprovecho un descanso en mi apasionante lectura y atiendo a las palabras de
poeta, quien versifica: «¿Por qué no escribes?».
Viejas amistades (y II) (viejo artículo)
En
la calle, Ramona asegura los cierres del establecimiento, mientras sostengo a
Tito con firmeza. Al concluir, ella amaga con devolverme la chaqueta —aún la
lleva sobre sus hombros—, inmediatamente declino la restitución. El fresco es
incómodo, e insisto en que la conserve puesta. Entonces, me mira con esos ojos
color miel, de esa forma tan peculiar que solo saben hacerlo las mujeres en
esos momentos en los cuales no necesitan hablar, ni quieren hacerlo; en los que
debes interpretar y puedes hacerlo porque con una mirada lo dicen todo. Todo lo
que desean o lo que desdeñan. Todo lo que anhelan o lo que exasperan. Todo lo
que aman o lo que odian. En este momento, la de Ramona, es una mirada de
interés, una invitación directa a compartir el resto de la noche.
sábado, 19 de julio de 2014
Viejas amistades (I) (viejo artículo)
Hace
ya muchos años aprendí, como suelen aprenderse estas cosas, que a un amigo no
se le puede cambian, ni juzgar. Es admisible la reconvención, el consejo y la
discrepancia, por supuesto; pero no más. A partir de ahí, no queda sino
apechugar, permanecer a su lado y colaborar, en lo posible, en el desquite.
Venga de quien venga. Y de donde venga. A unas malas siempre se dispone la
opción del abandono. Aunque, en estos casos, habrá que entender que nunca
existió amistad alguna. Que las experiencias tan solo serían apariencias
distorsionadas de la realidad. A los amigos hay que aceptarlos tal como llegan,
sea por elección, casualidad o suerte —o desgracia—. No vale aquello de que
cada palo aguante su vela, y maricón el último, o sea. Lo bueno es que, pasado
el tiempo, el alto grado de conocimiento deja al margen la posibilidad del
imprevisto. Si bien, todo tiene sus reglas, sus normas. Y, conforme a tales,
sus límites y excepciones. Tampoco es cuestión —no vayamos a sacar las cosas de
quicio— de llegar al extremo de la niñería y la estupidez.
Simpáticas gilipolleces (viejo artículo)
Se
me permitirá en este artículo recopilar un número determinado de creaciones
humanas a través de las cuales será de una facilidad pasmosa apreciar hasta
dónde es capaz de llegar la tontería, entendiéndose ésta por su alto grado de
inutilidad y por el notable desperdicio de ingenio, talento, manufacturación y
tiempo. Porque la invención humana, en ocasiones, se ha visto sobrepasada por
una gilipollez innata a nuestra especie, que nos ha conducido a confundir la
ineficiencia con la creatividad. Aunque, pudiendo ser relegadas sin excesivo
riesgo al género de lo prescindible, no por ello dejan de provocar una amable
sonrisa. Pero me dejo ya de prolegómenos y paso al listado.
martes, 1 de julio de 2014
La Oficina Pro Cautivos (artículo)
Artículo publicado hoy en lucenadigital.com:
El español de bien no es dado a alabar gestas patrias. Quizá porque, de natural rencoroso y envidioso, se siente incómodo entre algarabías por laureles ajenos. Por eso, quisiera teclear unas palabras en homenaje a una hazaña memorable, en el centenario de la Primera Guerra Mundial, previendo el posible olvido...
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